miércoles, 11 de junio de 2008

ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE EN LA UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR

Cualquier profesional o estudiante que haya transitado por las aulas de la Universidad de El Salvador o que aún esté trabajando como docente puede confirmar la tesis de que en los últimos años del pasado milenio y en el presente la enseñanza en la Universidad se ha convertido en una simple repetición memorística de los textos extranjeros. Como ya lo he mencionado en otras ocasiones (Véase propuesta metodológica para la enseñanza de las ciencias sociales en el boletín Nueva Era 6 de Julio de 1996), el proceso consiste en repetir de manera libresca una serie de conceptos, experiencias y teorías sin que estos tengan un referente concreto con la realidad nacional. No hay duda que dichos conceptos y teorías son en esencia los fundamentos en los que descansa el proceso de formación académica y profesional de las nuevas generaciones. Por otra parte, los métodos imitativos, repetitivos y mecánicos basados en la teoría conductista son otros de los elementos que cierran e circulo domesticador de la enseñanza y aprendizaje en la universidad.

¿Cuál es el método que siguen los docentes para vaciar esa “montaña de conocimientos” que ellos poseen y que tratan de transmitir a sus discípulos? el procedimiento es sencillo, pues consiste en la exposición verbal de aquellos tópicos que a juicio del profesor son los que necesita el alumno aprender. De igual manera, el profesor “experto” recomienda una buena cantidad de textos que el educando tiene la obligación de consultar si quiere salir bien en el examen y probablemente pasar la asignatura o el curso. Si el alumno repitió al pie de la letra lo que el maestro comunicó en clases y estudió lo recomendado no tendrá ningún problema. De lo contrario se le tildará de haragán, de ignorante, deficiente, de no tener vocación para estudiar la carrera etc. Sin embargo, también hay docentes que como resultado de una mejor formación pedagógica sus clases son un poco agradables ya que en algunas ocasiones hacen uso de una variedad recursos didácticos (retroproyector, carteles, pápelo grafos etc.,) por lo que la clase resulta más animada y el estudiante más incentivado para la participación y búsqueda de nuevos “conocimientos” pero ¿Podemos afirmar que ha habido un cambio y que por eso el proceso de enseñanza aprendizaje es de calidad? ¿En qué ha cambiado el método de enseñanza sí se continúa dentro del mismo círculo vicioso de la repetición mecánica de conceptos y de teorías que los alumnos deben aprender de memoria? ¿A caso la lógica del conocimiento científico se adquiere por el sólo hecho de repetir críticamente la teoría científica? ¿Estarán concientes las autoridades y docentes de la Universidad de El Salvador de los daños y consecuencias que este fenómeno tiene para la formación crítica, intelectual, ética, científica, humana y social de los futuros profesionales y para la sociedad? ¿Cómo es posible que los docentes no comprendamos que el aprendizaje de los seres humanos está estrechamente vinculado con la interacción que el alumno tenga con la realidad es decir, su realidad y que sólo en la medida que el estudiante entre en contacto con esa realidad la podrá conocer, analizar e interpretar y por lo tanto, contribuir al proceso de transformación, como sostiene Freire en la pedagogía de al esperanza “el educando se reconoce reconociendo los objetos, que es capaz de conocer, asistiendo a la inmersión de los significados en cuyo proceso se va tornando también significador crítico. Más que ser educando por una razón cualquiera el educando necesita volverse educando asumiéndose como sujeto cognoscente, y no como incidencia del discurso del educador”. Está claro, nadie discute la importancia que tiene el conocimiento de las distintas teorías empero, deben servirnos para analizar e interpretar la realidad cuando el alumno y el docente estén inmersos en ella. Esta práctica pedagógica no sólo atrofia el potencial de conocimientos que el educando trae consigo sino que lo embota intelectualmente y “matan la creatividad e iniciativa de los Jóvenes” (Francesco Tonucci. la investigación como alternativa de enseñanza p. 7) lo que imposibilita adquirir un aprendizaje verdadero. En esta práctica pedagógica nos encontramos con otro fenómeno no menos dañino que el anterior y es que el estudiante universitario al igual que el de los otros niveles del sistema educativo recibe conocimientos de los cuales ni el docente sabe como se llegó a esa verdad que cada día repite en el aula ante sus alumnos. Es un conocimiento que muchas veces ni si quiera se asemeja al producido en los países latinoamericanos. De modo que, es una verdad que contrasta cuando la queremos utilizar como modelo para explicar nuestra realidad. ¿A dónde radica el problema? Sencillamente en que los docentes con una actitud acrítica asumimos un modelo de ciencia que si bien es de altos quilates como la norteamericana, la europea o la japonesa; dicha ciencia resulta inútil para explicar nuestra sociedad con todos sus problemas. Debemos por lo tanto, estructurar nuestros procedimientos didácticos acordes con nuestra realidad y abandonar la tendencia a introducir metodologías de países desarrollados, que si bien han tenido éxito en dichos países, hacer una extrapolación mecánica no sólo es una aberración, sino pecar de poco creativo. La situación anterior sería lo mismo como si un agricultor quisiera sembrar frijoles en El salvador aplicando los mismos métodos que se utilizan en los Estados unidos; el resultado sería desastroso ya que en Estados unidos imperan otras características climatológicas y del suelo distintas a las nuestras. Esta misma situación sucede en el campo de la educación, queremos formar profesionales, conscientes, críticos, con conciencia social capaz de contribuir a la transformación de las estructuras injustas de nuestra sociedad sin embargo, se continúa desarrollando una práctica pedagógica domesticadora, mutiladora basada en métodos imitativos, repetitivos, castradores y mecánicos. “enseñar a pensar, a hacer uso de la capacidad de reflexión, a comprometerse con el análisis y transformación de la realidad concreta en la que se realiza el proceso educativo, todo ello dentro de una visión humanista que recupere los valores, la cultura, la pluralidad de formas de pensar y respeto por la persona, se manifiesta como un objetivo largamente acariciado por amplios sectores de la población, pero todavía no alcanzado” (Raúl Rojas Soriano y Amparo Ruiz del Castillo. Vínculo docencia-investigación p. 34) esa debería ser la gran meta de la educación y el proceso enseñanza aprendizaje en nuestros días; desde este punto de vista la “educación debería asegurar, fundamentalmente, que el conocimiento sirva para promover la causa de la felicidad humana y la paz” (Daisaku Ikeda. El nuevo humanismo p.80). En una sociedad “moderna” en la que mucho se habla de racionalidad pero que lo que vivimos día con día es la irracionalidad, la cual tiene su expresión concreta en todos los niveles de la sociedad; no puede ser otro el objetivo mayúsculo que el de humanizar y crear las condiciones materiales y espirituales para mejorar la convivencia social entre los hombres. En consecuencia, se necesita una nueva práctica pedagógica que rescate nuestra identidad cultural y eleve al hombre a la condición de humano y no mantenerlo como una pieza más del engranaje productivo de la estructura social dominante. Por tanto, urge crear una ciencia pedagógica que surja de nuestra realidad, que sea el fruto de esos procedimientos metódicos y didácticos creados por nosotros, que sepamos cómo es que llegamos a esa verdad es decir, que conozcamos su lógica.

Debemos decirlo con toda franqueza, en la “universidad el estudiante no aprende. Sencillamente repite las clases de los libros. El aprendizaje no existe en la universidad. Es un acontecimiento raro en ella” (Miguel Acosta Porras. Otra didáctica para la universidad de Venezuela. P. 30).
Es indiscutible que de acuerdo con la concepción de aprendizaje que el docente tenga a sí serán las metodologías que él emplee en la orientación del proceso enseñanza aprendizaje. De ahí que muchas de las metodologías didácticas que en dicho proceso se utilizan dan como resultado el “empupitramiento del estudiante” (Ibid. P. 55) atrofia de el desarrollo creativo del educando a tal grado de convertirlo en un ser pasivo e indiferente y falto de toda iniciativa. No hay duda que mucha de esta actitud es consecuencia también del proceso de formación que el educando ha recibido en los otros niveles del sistema educativo y continúa en la universidad. En síntesis el mensaje que se pretende dejar en estos renglones es que debemos abandonar la idolatría por la ciencias extranjeras y que asumamos como profesionales universitarios conscientes un modelo de desarrollo científico propio, que partamos de nuestra realidad, de los problemas que nos están destrozando como sociedad, que tratemos de crear nuestros propios métodos de enseñanza, que elaboremos teorías aunque sean poco profundas pero al fin nuestras. Pero para esto se necesita en la dirección de la universidad, en las Facultades y departamentos, profesionales que estén dispuestos y comprometidos con la transformación de la universidad, de la sociedad a sí como también a abrir espacios para que los docentes y alumnos desarrollen toda su capacidad creativa. Que la universidad se transforme en un semillero de mentes pensantes, no sólo en su especialidad sino en todo aquello que coadyuve a enriquecer la cultura de este país.

No hay comentarios: